Valle del Pas
Un relieve y una naturaleza exuberantes, un paisaje con fuerte personalidad.
El paisaje natural y el paisaje creado por el hombre se acoplan en este valle como en ningún otro lugar: prados siempre verdes, ribeteado de muretes y cabañas. El bosque se adentra entre fincas y las zonas de mayor pendiente, donde no fue factible su conversión en pastizales de diente o segadío. En los días soleados, es un espectáculo ver la luz que se refleja en el verde tapiz de los prados y les confiere la textura del terciopelo.
Hace más de 120.000 años que se puede hablar de ocupación humana en el Valle del Pas. En el Paleolítico Inferior la Cueva del Castillo debió resultar una ubicación ideal por su ubicación elevada a la salida del valle del Pas, donde era constante el trasiego de la fauna hacia los pastos de altura.
Destacan también las cuevas de Las Monedas y las Chimeneas, en Puente Viesgo, consideradas “santuarios”.
Para hacer reservas: www.culturadecantabria.com reservascuevas@culturadecantabria.es
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Puente Viesgo es quizá el lugar de referencia para empezar a conocer el valle del Pas. Desde aquí pueden realizarse visitas al Palacio de Fuentes Pila, de entre los siglos XVII y XVIII, o la Iglesia de San Miguel, de estética neorrománica.
Hacia el Sur se levanta el Monasterio Franciscano y en Villasevil puede verse un buen ejemplo del románico del siglo XII: la Iglesia de Santa Cecilia. En Corvera de Toranzo se ubica la Casa Solariega de Díez Villegas y en Acereda la Iglesia parroquial de la Asunción, del s.XVII. Más adelante encontramos la población de Vejorís (solar de Francisco de Quevedo) con la Iglesia Renacentista de Santo Tomás.
Esta zona resulta idónea para la práctica de la pesca gracias a la abundancia de truchas en el río Pas y de pozos salmoneros en Vargas y Puente Viesgo. También se puede practicas la caza mejor y diversas empresas ofrecen paseos a caballo, trekking, canoas, etc.
Para los amantes del senderismo, el valle ofrece ilimitadas posibilidades. Algunas de las rutas a realizar son las siguiente:
- Castillo Pedroso- Bostronizo (16 Km)
- Castillo Pedroso-Cohiños
- Quintana de Toranzo- La Molina (9 Km)
- Quintana de Toranzo- La Virgen de Gracia
- Castillo Pedroso – Corrales
- Castillo Pedroso- Castañeda
- Castillo Pedroso- Barriopalacio
- Castillo Pedroso- La Serna
- Castillo Pedroso-Helguera
- Castillo Pedroso – Silió (16 Km)
- Castillo Pedroso-La población de Yuso
- Castillo Pedroso- Entrambasmestas
- Recorrido por el Valle de Toranzo
Otras rutas son:
- Subida al Pico La Capía desde Las Presillas
- Subida al Pico Castillo desde Puente Viesgo
- Paseo Verde desde Puente Viesgo al Soto
- Campo las Cercas, La Collá y La Cuera desder el Alto de Hijas
- La Turba y la Cuera desde la Molina
- Aés a Hijas por El Cerrao
- Pico Poyuelo y Millajo Camplé desde Aés.
- Ruta de los Humilladeros, en Las Presillas, obras de piedra realizadas en su mayoría en el siglo XVIII.
Aunque la principal actividad económica del Valle del Pas es la ganadera, el aprovechamiento de los productos lácteos y otros elementos naturales ha permitido que se desarrollen pequeñas y medianas empresas de transformación (quesos, sobaos, quesadas…).
El segundo foco económico es el turismo rural y la actividad termal, una tradición balnearia que se remonta muy atrás en el tiempo. Las aguas de Puente Viesgo, procedentes de dos manantiales diferentes, llevan aprovechándose por sus propiedades terapéuticas desde el siglo XIX. En un principio las enfermedades más habitualmente tratadas eran las reumáticas, seguidas por las dolencias digestivas, nerviosas y ginecológicas. No es hasta los últimos años del siglo XIX cuando el balneario se especializa en el tratamiento de las enfermedades del corazón.
La primitiva casa de baños constaba de una sencilla construcción, muy parca en instalaciones y propiedad del concejo. En 1867, tras una sentencia favorable al pueblo, pasa a manos privadas, se reforma y comienza su etapa de auge hasta convertirse en uno de los balnearios más prestigiosos de la región.
El uso termal de las aguas de Ontaneda se remonta nada menos que a la época romana, ya que han aparecido monedas de la época con los bastos de Nerón, Tiberio, Constantino y Vespasiano que ponen de manifiesto que ya en el siglo I a.C. los romanos o los Cántabros conocían las propiedades curativas del manantial.
En la zona de aguas altas del valle se construyó la primera casa de baños en 1833, un edificio de tres pisos adosado a un hospedaje. Por su parte, el balneario de Alceda, fue levantado en 1842 y ampliado en 1859 con un balneario y un gran hotel. En una de las salas interiores aparece grabado un texto que asegura lo siguiente: “Este manantial de Alceda de agua sulfurosa termal sulfhídrica azoada, es el más caudaloso y rico en termalidad y mineralización de cuantos de su clase existen en Europa; arroja cada 24 horas más de 3.640.240 litros y es su temperatura constante y comprobada de 26,87ºC”
En la actualidad el balneario de Alceda mantiene una importante actividad y ofrece una amplia gama de servicios y tratamientos balnearios. El antiguo balneario de Ontaneda, en cambio, cesó su actividad hace algunas décadas aunque aún se conserva el edificio primitivo.
El rasgo cultural que con más frecuencia identifica la identidad pasiega es la “muda”. Durante el verano, los vecinos llevan el ganado a las praderías de media montaña, donde pastan hasta que el frío los obligan a bajar al valle. Cuando se agota el pasto de una finca, el pasiego se traslada con su ganado y sus cosas hacia otra, dotada de su correspondiente cabaña.
Además de dedicarse a la ganadería los pasiegos desempeñaron otros oficios como canteros, herreros, carpinteros o yunqueros. La singularidad de la cultura ganadera se manifiesta en la pervivencia de útiles de trabajo como el cuévano, gran cesto trenzado con varas de avellano que se cargaba en la espalda y se utilizaba para llevar y traer hierba o leña.
Las fiestas de mayor arraigo y fervor popular son:
- En Vargas se celebra San Sebastián la Fiesta de La Perola de gran interés cultural (20 enero)
- En Puente Viesgo se celebra San Miguel Arcángel con una amplia oferta lúdica y festiva (29 septiembre)
- En Las Presillas se celebra San Lorenzo, con un Concurso de Arrastre de Ganado (10 de Agosto)
- En Villasevil se celebra San Agustín con un Concurso y Exposición de Ganado (28 de agosto)
- En Vega de Pas se celebra Nuestra Señora de la Vega (8 de septiembre)
La historia del valle del Pas se remonta nada menos que 120.000 años, al Paleolítico Inferior. Los primeros habitantes de estos valles se asentaron en la cueva del Castillo de Puente Viesgo. Durante este periodo el poblador de la región, y también del resto de Europa, fue el hombre de Neanderthal, que vivía de la caza y la recolección. La cueva del Castillo debió resultar entonces una ubicación ideal, en un lugar elevado a la salida del valle del Pas, donde era constante el trasiego de la fauna hacia los pastos de altura.
Entre los 90.000 y 35.000 años atrás en el tiempo se empiezan a generalizar la ocupación de cuevas y surgen más yacimientos, como los de La Flecha. La caza tiende a ser más selectiva hacia animales como el ciervo, el caballo o los grandes bóvidos, los útiles se diversifican y mejoran y comienzan a aparecer representaciones figurativas de arte paleolítico. Se cree que los Neanderthales convivieron con los Sapiens Sapiens entre 3.000 y 5.000 años.
Hace ahora unos 20.000 años, y como consecuencia de la formación de grandes glaciares, se produjo una importante regresión marina, trasladándose la línea de costa cantábrica unos siete kilómetros más al Norte de la actual.En esta etapa, además de yacimientos de habitación, se han localizado otros considerados “santuarios”, a los que sólo se acudía a r ealizar representaciones rupestres. Este es el caso de las cuevas de Las Monedas y las Chimeneas, en Puente Viesgo.
Los hombres que habitaban estas cuevas continuaron con un modo de vida de subsistencia, sustentado en la caza, la pesca y la recolección de moluscos y vegetales. Pero, indudablemente, lo más llamativo de estos complejos culturales son las manifestaciones artísticas. Son cinco las cuevas de la comarca Pisueña – Pas – Miera con representaciones parietales, las cuatro de Puente Viesgo: El Castillo, La Pasiega, Las Monedas y Las Chimeneas, más una en el Miera, la cueva del Salitre.
En los objetos de la vida cotidiana grababan los animales que más habitualmente cazaban, como ciervos, caballos, bisontes o cápridos. Las pinturas rupestres, que pintaban en rojo y negro o grababan en la piedra con útiles líticos, tenían supuestamente un componente mágico-religioso.
Hace aproximadamente entre 13.000 y 10.000 años, se produce un progresivo calentamiento, desaparecen los glaciares de la cordillera, y simultáneamente se produce una transformación de los distintos ecosistemas. El aprovechamiento de los recursos se torna más equilibrado e intensivo y la movilidad de los grupos humanos se reduce. En esta época, permanecen ocupadas las cuevas de El Castillo en el valle del Pas, aunque se abandonan las representaciones rupestres anteriores.
El valle del Pas ofrece al visitante un relieve contrastado y enérgico, una naturaleza exuberante, un paisaje con fuerte personalidad, un variado y rico patrimonio cultural y etnográfico, y un sinfín de posibilidades excursionistas.
Su mayor característica es la forma en que se fusionan el paisaje natural y el paisaje creado por el hombre: prados siempre verdes salpicados de muretes y cabañas, el bosque ocupando los espacios entre fincas o las zonas de mayor pendiente. En los días soleados, es un verdadero espectáculo ver cómo la luz se refleja en el verde tapiz de los prados, dándoles la textura del terciopelo.
Robles y hayas conforman bosques de cierta entidad en las zonas medias y altas del valle. Destacan los robledales de Marroquín, Andaruz, Aldano, Troja, El Ronquillo, Ballabantes y Cabaña y los hayedos de Andaruz, La Lastra y Las Garmas en el alto Pas.
Puente Viesgo es la primera referencia cuando se accede al valle del Pas desde la marina cantábrica. Además de a las impresionantes muestras rupestres de las Cuevas del Castillo, destacan las visitas al Palacio de Fuentes Pila, de estilo montañés o a la Iglesia de San Miguel, de estética neorrománica.
Continuando hacia Soto Iruz se levanta el Monasterio Franciscano, antiguo hospital de peregrinos, con una curiosa torre octogonal del s.XVI. Villasevil cuenta con un buen ejemplo de templo románico del siglo XII, la Iglesia de Santa Cecilia; en Corvera de Toranzo se ubica la Casa Solariega de Díez Villegas, declarada de bien de interés cultural en 1992. En Acereda se encuentra la Iglesia parroquial de la Asunción, del s.XVII. Más adelante encontramos la población de Vejorís (solar de Francisco de Quevedo) con la iglesia renacentista de Santo Tomás, cuyo valiosísimo retablo realizado en esmalte en Limoges se encuentra en el Museo Diocesano de Santander.
El núcleo de Alceda, Bien de Interés Cultural, alberga palacios y casonas de la arquitectura montañesa del siglo XVII, como el Palacio de Rueda Bustamente o la Casona y Torre de los Ceballos. El Museo Hombre y Campo en San Vicente de Toranzo, ofrece una muy amplia gama de objetos relacionados con la vida campesina y las actividades artesanas tradicionales del medio rural.
Tanto Vega de Pas como San Pedro del Romeral, desarrollados a partir de la segunda mitad del siglo XVII, son referencia para el ocio y los servicios de la comunidad pasiega y de los visitantes, que encontrarán aquí una variada oferta de restauración. La extensión del pastizal de uso intensivo desde el siglo XVI y la generalización de las cabañas ganaderas son los rasgos de identidad de ambos municipios.
La cabaña pasiega es el más relevante de los valores patrimoniales de la comarca, un edificio adaptado a las necesidades de vivienda y aprisco del ganado vacuno. En el Museo etnográfico de las Villas Pasiegas se puede visitar una cabaña tradicional y una exposición que ofrece una amplia perspectiva del mundo físico y cultural de los pasiegos.
Las cabañas pasiegas destacan por su sencillez y funcionalidad, con muros de piedra y cubierta a dos aguas de lastras de pizarra. La planta baja se divide en plazas para el ganado con pesebreras paralelas a los muros, un pasillo central y un calce para evacuar el abono. La planta superior se dedica al almacenamiento de la hierba seca. Las “vividoras” suelen ser más grandes. Disponen de más vanos, chimenea, una compartimentación nítida en la planta superior, con un apartado donde se cocina, modestas habitaciones separadas por tablazón de madera y, muy a menudo, una solana exterior cerrada con madera de castaño.