En la cara oriental de los Picones de Sopeña, mirando al Miera, y a más de 800 metros de altitud, se encuentra uno de los hayedos de mayor extensión de toda la comarca, el de Zamina. Las dificultades de acceso que introduce el sustrato calcáreo en que se asienta, han favorecido su desarrollo en competencia con los usos ganaderos a que se consagra, de modo intensivo en estas tierras, todo el espacio disponible. El haya es la última de las frondosas en asentarse en la cornisa cantábrica.

 

Procedente de los Balcanes, el haya alcanzó esta comarca hace ya casi cuatro mil años y muestra una enorme capacidad de adaptación; casi sobre cualquier tipo de suelo, preferentemente en orientaciones al Norte o Nordeste, en áreas elevadas con abundantes precipitaciones se desarrolla de modo monoespecífico y genera sus propias condiciones ambientales, de manera que apenas permite competencia por el espacio que ocupa. Así ocurre en Zamina, en cuyo interior pueden apreciarse además singulares formas de karstificación.

Hayedo de la Zamina