Molino de Rubionzo
Es habitual encontrar en los valles restos de la actividad anterior a la época industrial, cuando la fuerza motriz del agua era la principal fuente de generación de energía. En las riveras comarcales aún pueden encontrarse cerca de un centenar de molinos, destinados mayoritariamente a la molienda invernal del maíz que se cultivaba en los valles o del cereal importado de Castilla. Algunas de estas construcciones, como la ferrería de Llerana, alcanzaron su auge en el entresiglos del XVII al XVIII, antes de la llegada del mineral vasco y las fábricas de luz que generaban corriente continua.
El molino de Rubionzo, rehabilitado ahora como vivienda rural, aún conserva su maquinaria y toda la infraestructura que conllevaba la ordenación del espacio en torno suyo: puentes, presas, canales, camberas para carros, etc. Una huella palpable de cómo los habitantes de estas tierras aprovechaban sus recursos de forma intensiva en el pasado.