La ruta se propone en el tramos medio de la cuenca del río Pas, el cual tiene varios atractivos entre los que destacan especialmente las formaciones de frondosas del hayado del monte Bercedo y Zurriaga (La Lastra) y del amplio robledal del monte Dehesa y Tromeda.
Las generosas panorámicas permiten constatar, en la construcción del paisaje, los rasgos propios de la transición entre el mundo pasiego, y los ambientes de los valles interiores más próximos a la marina cantábrica. El valle se muestra amplio, abierto, con los pueblos dispuestos en el piedemonte, en el contacto entre las laderas y una llanura aluvial excelsa, que da cabida a huertas, pastizales y rodales de frondosas. Ese contacto se establece en el caso de Vejorís o San Martín, los dos núcleos que atraviesa la ruta, a través de sendos abanicos aluviales.
Estos se forman a partir de la sedimentación que proviene respectivamente de los regatos Juanas y Tromeda, en el punto en que la corriente pierde fuerza súbitamente dada la brusca ruptura del gradiente topográfico. La morfología en que se asientan ambos pueblos es la de un pequeño cono, un abanico, como indica el término geomorfológico.
El recorrido que se inicia en Vejorís toma rumbo Sur y Este, hacia las praderas del Calamuco. Mientras se asciende se aprecia en panorámica el efecto que pasadas intervenciones de regulación de caudales han tenido sobre el lecho del río y sobre su dinámica natural. Son particularmente llamativas las motas de escollera en ambas márgenes, y en aguas bajas, las traviesas de estabilización del lecho cada 100 m. El encauzamiento conllevó que los hábitats asociados al espacio fluvial se vieran fuertemente perturbados, mostrando aún los efectos de una conectividad limitada.
Aún así, el río tiene la consideración de Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y se incluye en la Red Ecológica Europea NATURA 2000 y en tanto en la red de Espacios Naturales Protegidos de Cantabria. El LIC del río Pas ocupa una superficie de 957,29 ha. y comprende el cauce del río durante su trayecto desde cabecera hasta la ría de Mogro, así como sus principales afluentes.En cuanto a la fauna el LIC destaca por la abundancia del salmón (Salmo salar), no en vano la cuenca es una de las principales salmoneras de Cantabria. Entre los mamíferos puede citarse al desmán (Galemys pyrenaicus) en los tramos altos del Pas y de sus afluentes, y a la nutria (Lutra lutra).
Accedemos pronto al Calamuco, un espacio ganadero de pastizales y cabañas que antecede la entrada en el bosque de haya y roble de La Dehesa. Es preciso tomar la pista que, a la izquierda, pone rumbo al Cotero Lobos.
Atravesamos, entre hayas, los lugares de Bala La Lastra y el Regato Barrueda, mientras lentamente el robledal impone su presencia. Se trata de un bosque relativamente maduro, con algunos ejemplares trasmochos, carboneados, orientado al mediodía, menos denso de lo que con frecuencia corresponde a la especie.
Algo por debajo del cordal entre Cocina Caliente y el Cotero Lobos, el paseo discurre sin apenas cambios de nivel entre el robledal y algunas parcelas de repoblación de abedul o de pino silvestre, una especie maderable poco utilizada en este ámbito en el pasado, cuando fue mucho más frecuente recurrir al pino de Monterrey (Pinus radiata).
Existe la opción de cumbrear y dar vista al Pisueña; no queda lejos el recorrido interior del «Hayal de Aloños», para quien prefiera alargar el paseo. El descenso es rápido hacia el Oeste rumbo a San
Martín de Toranzo, a donde se llega siguiendo el trazado del Río Monte o Arroyo de La Peña. Queda a la izquierda del camino un notable resalte rocoso, «La Peña» de materiales jurásicos y del cretácico inferior, calizas, margas y areniscas básicamente.
Una vez en San Martín se atraviesa el robledal del Carmen rumbo al río. Este Cajigal cuenta con 260 ejemplares muy añosos de Quercus robur y está habilitado como área recreativa. Entre las masas forestales de Cantabria, el robledal configura las formaciones peor conservadas. Su ubicación en suelos ricos de zonas bajas y clima benigno, es generalmente la razón de una competencia desigual frente a los usos agrarios. En este caso muchos ejemplares muestran ya los diversos efectos dañinos de una gran longevidad.
El regreso a Vejorís se realiza sobre el caballón del río, un agradable paseo paralelo al discurrir del trazado del antiguo tren de Ontaneda.