En el barrio del Ahorcado se encuentra la posibilidad de contemplar el modo de organización del espacio agrario de pasieguería que también se pueden contemplar en la cabecera del Pisueña y especialmente en el valle alto del río Pas. Este recorrido combina al menos tres aspectos muy relevantes.

Destaca especialmente el ingente patrimonio construido ligado a esta actividad secular, cabañas, bodegos, cuvíos, y todos los elementos de articulación del espacio interior de la ladera, entre los que llaman particularmente la atención los muretes de piedra que cierran y delimitan cada finca.

Un segundo aspecto a destacar es el relieve, conformado por una dinámica geomorfológica muy viva, de carácter kárstico, sobre los materiales calizos del sustrato. Desde el cordal divisorio entre el Pisueña, el Pas y el Miera, en los Picones de Sopeña, son fácilmente perceptibles los rasgos que definen el paisaje a uno y otro lado de esta nítida barrera: mientras hacia el Oeste dominan los relieves alomados y los fondos de valle planos, labrados por la acción fluvial en los materiales blandos del cuaternario, hacia el Este, sobre el valle del Miera, o el macizo del Alto Asón que lo delimita de manera abrupta, se generalizan los relieves agrestes y las formas de karstificación más intensas.

El lapiaz acompaña buena parte del recorrido, en el tramo que discurre por el interior del hayedo de La Zamina, o de Haza Mina como dicen en ocasiones en La Pedrosa. Aquí se encuentra precisamente el tercero de los valores relevantes de este recorrido, el bosque de hayas, una formación cuando menos curiosa, por las condiciones límite en que se desarrolla, sobre un sustrato calcáreo en el que apenas hay un desarrollo edáfico suficiente. Las arcillas de decalcificación de la caliza rellenan grietas y fisuras y constituyen el único sustento para el arraigo de los árboles, que alcanzan portes francamente notables en las zonas más abiertas, donde la competencia por la luz no es excesiva.

El hayedo es por regla general una comunidad monoespecífica, pues no admite competencia por el espacio que ocupa, y se muestra en ese nivel de competencia, precisamente, porque es capaz de crecer en condiciones de penumbra en sus primeros años, condiciones que generan las propias hayas al disponer sus ramas inferiores de modo perpendicular a la incidencia de los rayos solares, y que no son soportadas por otras especies de este ambiente atlántico de media montaña.

El recorrido parte del barrio de La Concha, en San Roque de Riomiera, y culmina en el mismo lugar, cerrando el circuito junto al río Miera. El primer tramo en ascenso recorre la ladera de cabañas del barrio del Ahorcado, para alcanzar la divisoria con el Pisueña e introducirse después en el hayedo por un sendero amplio labrado sobre la roca de modo magistral.

El retorno se realiza a través de un nuevo cabañal, por un sendero de herradura abierto en el pastizal. En total, el itinerario se realiza con comodidad en unas tres horas y media, y no presenta ninguna dificultad, más que la que enmarcan el desnivel y la longitud de nueve kilómetros. Cualquier época del año es adecuada para realizar este itinerario siempre que se eviten los días lluviosos porque la niebla suele aferrarse con frecuencia a estas laderas del valle.