Santa María de Cayón

Tomando la advocación de la antigua iglesia de Santa María de Pangorres, anterior al siglo IX según documentación que ha llegado a nuestros días, la iglesia de Santa María de Cayón es un ejemplo destacado del románico comarcal.

En su origen, hacia la mitad del siglo XII, esta iglesia debió de tener una sola nave, a la que después pero todavía aún en época románica, se añadió el crucero. Se caracteriza por un importante desarrollo en altura y la gran espadaña gótica, formada por dos cuerpos separados por imposta, doble tronera barroca y coronada por una cruz de piedra y por pináculos en los extremos.

La sencilla portada abocinada presenta cinco arquivoltas sin decoración protegidas por guardapolvos de moldura cóncava y una cubierta sostenida por canecillos.

Santa María de Cayón

En el interior destacan los arcos con capiteles que aparecen bajo las ventanas del ábside. Éste, de planta semicircular, presenta contrafuertes prismáticos, tres ventanas decoradas con guardapolvos de rombos y arquivoltas ornamentadas. El interior está cubierto por bóveda de horno. El alzado del ábside se distribuye en tres pisos: el primero articulado mediante arquerías ciegas sobre las que se levanta la imposta del taqueado que marca las transición al segundo cuerpo, en el que aparecen dos vanos.

Desde 1555 hasta mediados del setecientos los Ceballos ostentan el dominio sobre San Andrés, que se traduce en el derecho de percepción de rentas. El templo fue construido en la primera mitad del siglo XII y tiene una sola nave, terminada en un ábside semicircular que se divide en tres cuerpos separados por columnas con capiteles decorados.

Tanto en los muros Norte y Sur como en el ábside, destacan los canecillos con forma variada, especialmente con figuras de animales. Sobre ellos aparece una cornisa de billetes. La portada, con arco de medio punto, presenta cuatro arquivoltas talladas y capiteles variados. Sobre el pórtico se eleva la torre, cuya primera planta es de época románica tardía y el resto de los siglos XVI y XVII. En el interior llama la atención el ábside cubierto con bóveda de horno y el largo presbiterio con bóveda de medio cañón.